Fuente: artículo The Wall Street Journal
Se analiza la posible burbuja que existe en el mercado de bonos y como ésta, en contraposición a lo ocurrido con la burbuja tecnológica, se debe en gran parte al excesivo pesimismo de los inversores. Las consecuencias de este boom podrían ser más serias que entonces. Se sugiere finalmente que las acciones, particularmente acciones que pagan altos dividendos, pueden ofrecer a los inversionistas un ingreso y una protección inflacionaria más atractivos que los bonos durante la próxima década. Esta información ha sido traducida por capitalbolsa.com y esta opinión no representa necesariamente mi opinión acerca de los bonos. En rojo pondré mis anotaciones.
La gran burbuja de bonos estadounidenses
Hace diez años vivimos la mayor burbuja en la historia del mercado bursátil de Estados Unidos: la fiebre por Internet y la tecnología que llevó a que acciones tecnológicas infladas se vendieran a más de 100 veces el valor de sus ganancias. Las consecuencias eran predecibles: la mayoría de estas acciones de alta cotización cayeron un 80% o más, y el Nasdaq hoy día se posiciona a menos de la mitad del máximo marcado hace una década.
Una burbuja similar se está expandiendo hoy en día y podría tener consecuencias aún más serias para los inversionistas. Es en bonos, en particular en bonos del Tesoro de EE.UU. Los inversionistas, desencantados con el mercado bursátil, han invertido su dinero en fondos de bonos, y los bonos del Tesoro han sido sus favoritos. El Instituto de Compañías de Inversión reporta que desde enero de 2008 hasta junio de 2010 los flujos salientes desde fondos de acciones alcanzaron los US$232.000 millones mientras que fondos de bonos han visto inyecciones masivas de US$559.000 millones.
Creemos que lo que ocurre hoy es lo opuesto a lo que ocurrió en 2000. Así como los inversionistas eran demasiado optimistas en aquel momento sobre las perspectivas de crecimiento económico, ahora muchos de ellos son demasiado pesimistas. La precipitación hacia los bonos ha sido tan fuerte que la semana pasada el rendimiento de Instrumentos del Tesoro con Cobertura de Inflación, o TIPS, a 10 años cayó por debajo de 1%, donde aún permanece. Esto significa que este bono, como su equivalente en acciones tecnológicas hace una década, actualmente se vende a más de 100 veces su pago proyectado. El mercado no es que sea demasiado pesimista, es que realmente los precios actuales de las empresas no se justifican con un retorno por dividendo escasamente en el 2,2% (cifras de S&P500) y mientras las acciones no den un rendimiento claramente superior, el precio del bono seguirá subiendo y por tanto su rentabilidad acercándose al 2%. Esta situación ya se daba antes de 1960, luego no veo una burbuja clara.
Los bonos del Tesoro de más corto plazo están rindiendo aún menos. La tasa de interés en los bonos del Tesoro tradicionales sin ajuste inflacionario que vencen en cuatro años ha caído a 1%, o 100 veces su pago. Los bonos con ajuste inflacionario para los próximos cuatro años tienen un redimiendo real negativo. Esto quiere decir que el poder adquisitivo de esta inversión caerá, aún si se reinvierten todos los intereses pagados por el bono. Por si eso fuera poco, cada año los inversionistas deben pagar impuestos a la tasa marginal de impuestos más alta por el incremento inflacionario del capital de bonos con cobertura inflacionaria, aún cuando este incremento no se recibe en efectivo y no será pagado hasta que el bono venza.
Hoy día los pesimistas hablan de los vientos en contra de cualquier recuperación económica, particularmente el gradual desapalancamiento del sector inmobiliario residencial. Pero los datos de apalancamiento financiero que usan es el valor nominal de la deuda, en particular la deuda hipotecaria, mientras el mercado ya ha devaluado mucho de esa deuda a céntimos por cada dólar. Los datos actuales son claramente opuestos a una recuperación económica sostenida o estable y menos fuerte o prolongada.
Esto sugiere que si el sector inmobiliario residencial debe lo que el mercado considera que vale esa deuda, entonces la proporción de deuda efectiva es mucho menor. Por otro lado, si los hogares pagan la mayor parte de esa deuda, entonces el sector financiero podrá incrementar el valor contable de cientos de miles de millones de dólares en préstamos e hipotecas que fueron descontados, resultando así en retornos extraordinarios. En cualquiera de los dos escenarios, creemos que el crecimiento económico de EE.UU. probablemente se acelere.
Más aún, los economistas generalmente están de acuerdo con que el más importante determinante para el crecimiento económico a largo plazo es la productividad, no la demanda de consumo. A pesar del bajo crecimiento de la productividad reportado durante el último trimestre, el más reciente crecimiento de la productividad interanual de 3,9% es casi el doble del promedio a largo plazo. Durante los primeros dos trimestres de este año, el crecimiento de la productividad, de más de 6%, fue el más alto desde la década de los 60.
Desde nuestra perspectiva, la apuesta más segura para los inversionistas que buscan ingresos y protección contra la inflación, quizás no sean bonos. En cambio, las acciones, particularmente acciones que pagan altos dividendos, pueden ofrecer a los inversionistas un ingreso y una protección inflacionaria más atractivos que los bonos durante la próxima década. Estas acciones son cada vez más escasas, aunque nos parezca que su número ha aumentado, el promedio de dividendos por acción ha descendido desde 1982, aunque ligeramente ha aumentado del 1% al 2,2% desde 2002. Una cifra decente sería el 5-6%. pero para esto, o el S&P baja a 450 puntos o los dividendos aumentan notablmente, cosa que ahora parece difícil. Los beneficios empresariales se siguen gastando en engullir empresas competidoras y en repartiselo todo entre los directivos. El inversor se queda poca parte del pastel, las migajas. Antes de 1960 se cuidaba mucho al accionista, ahora bastante poco.
No lo diga, ya podemos imaginarnos los argumentos en contra. Los retornos de acciones calculados afuera de los índices bursátiles más amplios han sido horrendos durante la última década. En 2009, la caída porcentual en dividendos totales fue la más grande desde la Gran Depresión. Pero debemos recordar que la última década comenzó en la cumbre de la burbuja tecnológica. No Sr, hablamos desde 1982, no desde 2000.
Aquellos que compraron acciones consideradas baratas durante la burbuja tecnológica —acciones con buenos rendimientos de dividendos y relaciones bajas de precio-ganancia— han mostrado mejores resultados. Desde diciembre de 1999 hasta julio de 2010, el Índice Russell 3000 de Valor produjo rendimientos de 35% acumulado mientras el Índice Russell 3000 de todas las acciones continuaba mostrando pérdida.
Hoy día, las 10 empresas que ofrecen los dividendos más altos en EE.UU. son AT&T, Exxon Mobil, Chevron, Procter & Gamble, Johnson & Johnson, Verizon Communications, Phillip Morris International, Pfizer, General Electric y Merck. Estas ofrecen un rendimiento de dividendo promedio de 4%, aproximadamente tres puntos porcentuales por encima del rendimiento actual de los TIPS a 10 años y un punto porcentual por encima del rendimiento de los bonos del Tesoro tradicionales a 10 años. Su relación precio-ganancia promedio, basado en las ganancias estimadas de 2010, es 11,7, versus 13 para el índice S&P 500. Además, se proyecta que sus ganancias registradas este año (un año que difícilmente se puede considerar como de fuerte crecimiento) cubran sus dividendos en una relación mayor a 2 a 1. Pueden ganar mucho este puñado de empresas, pero al final no llega a accionista, por lo que el factor dinero seguirá siendo malo. Hay productos que baten actualmente a la rentabilidad de la bolsa, por lo que la liquidez no fluye a la bolsa. El índice Russel2000 anda por mínimos, y los que sostienen al mercado son estos pocos valores.
Debido al crecimiento económico, los dividendos de acciones, a diferencia de los pagos de intereses de bonos, históricamente se han incrementado por encima de la tasa de inflación. El ingreso por dividendos promedio de un portafolio de acciones del índice S&P 500 creció a un ritmo de 5% por año desde la creación del índice en 1957, un sólido punto porcentual por encima de la inflación durante ese período. Ese crecimiento incluye las desastrosas reducciones de dividendos que ocurrieron en 2009, el peor año para recortes de dividendos por lejos desde la Gran Depresión.
Aquellos que ahora se lanzan a invertir en bonos y en fondos de bonos se arriesgan demasiado. La última vez que las tasas de interés de bonos del Tesoro estuvieron tan bajas como lo están ahora fue en 1955. El posterior retorno anual de bonos a 10 años fue 1,9%, marginalmente por encima de la inflación, y el retorno anual del bono a 30 años fue 4,6%, por debajo de la tasa inflacionaria.
Además, el riesgo de sufrir pérdidas de capital considerables es una amenaza palpable. Si durante el próximo año las tasas del bono a 10 años, que ahora son de 2,8%, aumentan a 3,15%, los tenedores de bonos sufrirán una pérdida de capital comparable al actual nivel de rendimiento. Si las tasas suben 4% como ocurrió este año, la pérdida de capital será más de tres veces el rendimiento actual. ¿Existe alguna duda de que las tasas de interés subirán durante las próximas dos décadas a medida que la generación nacida luego la Segunda Guerra Mundial se jubila y los enormes programas de gobierno necesarios se pongan en marcha?.
Con el precario futuro de las finanzas gubernamentales, la acumulación de activos privados y los ingresos de dividendos deben convertirse en las principales fuentes de fondos de retiro. A las tasas de interés actuales, los bonos del gobierno no serán la respuesta. El nivel de 100 veces las ganancias marcó el punto de inflexión para el mercado de acciones tecnológicas hace una década. Creemos que lo mismo se aplica ahora a bonos del gobierno. Esta afirmación es interesante, pero el contexto de retornos bajos en forma de dividendo y el peligro de la deflación sigue posibilitando unas rentabilidad de los bonos llamativamente baja.
The Wall Street Journal (Jeremy Siegel y Jeremy Schwartz)
Hola Javier. Interesante este artículo. ¿Y no podría ser vista esta sobrecompra de bonos como un indicativo técnico sobre el nivel de pesimismo hacia la renta variable? que añadiríamos al consenso de mercado, hoy claramente negativo.
Un saludo
Carlos
El mercado descuenta deflación, el peor entorno de todos. Es un indicativo del pesimismo actual.
Si tenemos en cuenta que una de las principales causas de esta crisis es la duda de que algunos países no van a poder hacer frente a sus deudas, no entiendo muy bien hasta que punto puede ser un valor refugio el bono del Tesoro estadounidense. Es evidente que Estados Unidos no es Grecia, España….., pero tampoco es comparable el tamaño de su deuda.
Me gustaría saber que podría pasar en el mercado de los bonos si empezaran a sonar tambores de guerra sobre el nivel de solvencia de los Estados Unidos (una bajada del rating de la deuda seria un buen detonante).
PAra Antonio: Es un activo refugio porque se supone que EEUU no quebrará, sería como dudar de lo que ven tus ojos.
Otra cosa es que le bajemos el rating un escalón… entonces su precio caerá en picado y su rentabilidad subirá, cosa que hará subir más a otros bonos refugio como el bono alemán, o monedas refugio como el yen o el franco suizo. No tiene por qué ser una hecatombe, pero sin duda hará caer la rentabilidad más aún a otros bonos.
O sea, que hay motivos para ver la renta variable bastante negra, con inversiones en el medio plazo y en un entorno lateral (con tendencia hacia abajo) prolongado en el tiempo. Así se puede estar haciendo más entradas en falso, con salto de stops, que inversiones afortunadas.
¿Y que tal sería desarrollar sistemas para plazos de tiempo corto, tipo swing, de cara al futuro?. En este mercado lateral, estamos viendo en ambas direcciones movimientos muy interesantes del 3 al 7% o más que se resuelven en menos de una semana.
Un saludo,
Carlos
Para Carlos:
La bolsa no tiene una perspectiva de futuro interesante para comprar y mantener tanto en cuanto siga devolviendo el 100% de la inversión cada 47 años. Hasta que no toque los 17-18 años yo no compraré para mantener, aunque se pueden hacer algunas excepciones como en el 2003 o este último rebote desde mediados de 2009, pero son excepciones de corto plazo. A mi lo que me interesa es comprar y olvidarme, que el dinero trabaje por mí el máximo tiempo posible.
Lo de los sistemas para laterales no me convence. Esto ya me lo propusieron hace algún tiempo y estadísticamente acaban ganando mucho menos que los sitemas tendenciales. Yo no dudo que trabajando y estudiando el corto plazo se le pueda ganar dinero, yo estoy especializado en el medio plazo.
Saludos!
Hola Javier, Yo también pienso que no es buena idea mantener las acciones, a no ser que se hayan comprado excepcionalmente abajo. Bueno, yo las mantengo pero cuando el mercado está lateral las cubro con futuros, y cuando está bajista, duplico el corto, lo q
Si, eso es. Lo de cubrir viene muy bien en caso de querer mantener acciones por 5-10-15… años y no comerte mercados bajistas.
lo que equivale a venderlas.
Gracias y un saludo,
Carlos