Las diez grandes crisis históricas (I): Los tulipanes

Fuente: La Bolsa Evidente: ciclos y relaciones de intermercado. Javier Alfayate ed.2010

Buenos días. Desde hoy, los domingos trataremos de pasarlos amenamente recordando y estudiando las grandes crisis de la historia financiera. Aunque somos humano y nos recreamos de nuestros fallos repitiéndolos sin fallar, seguramente hacer un esfuerzo de estudio, lograremos alcanzar un «sexto sentido» para las inversiones. Según Kindleberger y Aliber en su libro sobre manías y pánicos, las diez mayores burbujas de la historia fueron:

    1. La burbuja holandesa de los bulbos de tulipán de 1636.
    2. La Compañía de los Mares del Sur en 1720.
    3. La burbuja de la Compañía del Mississippi de 1720.
    4. La burbuja especulativa en activos y acciones de 1927–1929.
    5. La crisis de deuda de México y otras naciones en desarrollo durante los 70.
    6. La burbuja inmobiliaria y de acciones de Japón durante 1985–1989.
   7. La especulación desmedida en bienes inmuebles y en acciones de los países nórdicos como Finlandia, Noruega y Suecia de 1985–1989.
   8. La burbuja inmobiliaria y de acciones asiáticas de Tailandia, Malasia, Indonesia y otros países y regiones del sudeste asiático durante 1992–1997.
    9. El aumento increíble de la inversión extranjera en México de 1990–1993
 10. La burbuja sin precedentes sobre todo tipo de acciones y activos financieros estadounidenses de 1995–2000.

    Trataremos todas ellas; además de algunas otras crisis y recesiones adicionales para determinar el papel en los precios bursátiles del factor dinero o de la liquidez. La Evidencia podrá alertarnos de situaciones de burbuja cuyas consecuencias son, en la mayoría de los casos, calamitosas para aquellos que invierten sus ahorros en bolsa al final de estas épocas.

CRISIS PREVIAS AL PRIMER CICLO DE KONDRATIEFF

    Antes de estudiar la primera de las grandes burbujas de la historia, me parece interesante mencionar la crisis del valor y fineza de las monedas o “Kipper- und Wipperzeit” que consistió en una crisis de confianza y de valor en las propias monedas, sin que interviniera ningún elemento de crédito, solamente en el dinero en metálico.

    Príncipes, abades, obispos e incluso el emperador comenzaron a reducir el peso y ponderación del metal de las monedas sin modificar el valor de las mismas o mezclar el cobre con metal precioso. La expresión de que la mala moneda retira de circulación a la buena moneda corresponde a Thomas Greshman, quien fue Ministro de Finanzas de la reina Isabel I de Inglaterra. Las casas de monedas se especializaban en acuñar monedas falsas. Así se preparaban para la Guerra de los Treinta Años, que estalló en 1618. La degradación metálica y de fineza se limitó en un principio, a su propio territorio pero rápidamente surgiría la picaresca. Algunos descubrieron que era más rentable pagar con “moneda mala” y distribuirla a través de las fronteras en principados vecinos para cambiarlas por monedas buenas. Cuando los condados o países vecinos se daban cuenta del engaño recurrían a las mismas tácticas contra el reino o país falsificador y así construir su tesoro de guerra monetaria (recuerda en cierta medida a la guerra de divisas de 2010).

    Finalmente, más y más casas de moneda se establecieron para falsificar más monedas, de tal forma que esta degradación acelerada concluyó en una hiperinflación, llegando al punto de que las monedas prácticamente no tenían valor y los niños jugaban con ellas en la calle. Empezando a pequeña escala, a comienzos del 1600, la degradación lentamente se aceleró después de 1618 y se extendió sobre Alemania y Austria. Sin la menor preocupación, los reinos y países estaban reduciendo el valor de las monedas contribuyendo a un exceso de liquidez que hizo que las tuberías del modelo de las evidencias estallaran por completo al tener un vehículo de pago sin ningún valor. La economía se detiene en seco y la confianza cae en picado. La guerra posterior (Guerra de los treinta años 1618-1648) fue el desencadenante de todo esto, y aunque no había una bolsa de valores organizada para fijar y medir las consecuencias de esta expansión mayúscula de la liquidez y de la caída del valor de las monedas, ya nos damos cuenta de sus consecuencias si no se controla adecuadamente.

LA PRIMERA DE LAS GRANDES CRISIS: LA FIEBRE DE LOS TULIPANES

    La fiebre de los tulipanes de 1637, o tulipomanía, fue un periodo en la Edad de Oro neerlandesa durante el cual los precios del contrato para los bulbos del tulipán, introducidos recientemente en Europa desde oriente, llegaron a experimentar niveles extraordinariamente altos para pasado poco tiempo, derrumbarse. En el pico de la manía de los tulipanes de febrero de 1637, algunos bulbos de tulipán se vendieron a más de 10 veces el salario anual de un artesano experto, una auténtica exageración para aquella época. En algunas historias se habla de cambios de un único bulbo por mansiones, o por extensiones de terreno superiores a 10 hectáreas. Se considera la primera burbuja especulativa registrada aunque algunos investigadores señalan a la crisis de las monedas de 1619-1622 como anterior a la de los tulipanes.

    La investigación sobre la tulipomanía es difícil debido a la escasez de datos de la década de 1630. Gran parte proviene de fuentes parciales y anti-especulativas. Algunas otras flores como el Jacinto, también tenían altos precios durante la introducción de la flor, que luego se redujo drásticamente una vez su oferta aumentaba y dejaba de ser un producto exclusivo y de lujo, mientras su producción dejaba de ser un misterio.

    La flor del tulipán fue introducida en Europa a mediados del siglo XVI procedente del Imperio Otomano, y se hizo muy popular en las Provincias Unidas (hoy Países Bajos). Su cultivo en las Provincias Unidas empezó a aumentar en torno a 1593, después de que el botánico flamenco Charles de l’Écluse plantó en la universidad donde ejercía, su colección de tulipanes, bulbos que le envió desde Turquía el emperador Fernando I, emperador del Sacro Imperio.

    La flor rápidamente se convirtió en un codiciado objeto de lujo y un símbolo de estatus social. Las variedades se clasificaron por grupos, los tulipanes de color rojo, amarillo o blanco eran conocidos como Couleren, pero fue el de multicolores Rosen (rojo o rosa sobre fondo blanco), Violetten (morado o lila sobre fondo blanco) y, en menor medida, la Bizarden (rojo, marrón o púrpura sobre fondo amarillo), los que fueron más populares y demandados. Los comerciantes firmaron contratos ante notario para comprar tulipanes al final de la temporada (los actuales contratos de futuros). Así, muchas de las técnicas de las finanzas modernas se desarrollaron en este país. Finalmente se creó un mercado para los bulbos de tulipán, y los compradores se endeudaban con prestamistas para poder comprar y después revender los bulbos a un precio mayor. Todo iría bien mientras el precio de los bulbos siguiera ascendiendo. La venta al descubierto de contratos de futuros sobre bulbos fue prohibida por un edicto en 1610.

GRÁFICO 8-2 Índice de precios del bulbo de tulipán de 1636 a 1637
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Tulip price index from 1636-1637. Recogidos por Earl A. Thompson in Thompson, Earl (2007), «The tulipmania: Fact or artifact?

    Como las flores crecieron en popularidad, los cultivadores profesionales recibían precios más elevados por los bulbos de colores y formas más exóticas posibles. En 1634, en parte como resultado de la demanda de los franceses, los especuladores empezaron a entrar en el mercado. El precio del contrato de bulbos raros seguía aumentando a lo largo de 1636. En noviembre, el precio del contrato de los bulbos de variedades comunes también comenzó a aumentar. Todo llegaría a su fin en febrero de 1637, cuando los precios de los contratos de bulbos de tulipanes se derrumbaron de repente, y el comercio de tulipanes cayó a su nivel anterior a la burbuja. Las burbujas se suelen iniciar por un exceso de liquidez o de crédito fácil, acompañado de caídas en las rentabilidades de otros productos tradicionales, como los bonos o certificados. Luego, una vez la moda o manía se ha instaurado, es difícil de parar pues siempre hay prestamistas dispuestos a arriesgarse.

    Earl Thompson creó un índice de precios del bulbo del tulipán. En el Gráfico 8-2 no existen datos de precios entre el 9 de febrero y 1 de mayo, por lo tanto la forma de la disminución se desconoce. El precio de los bulbos de tulipán se derrumbó bruscamente en febrero de 1637, de repente nadie quería comprar.

    Continuará….. ¡feliz día de domingo!

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10 responses to “Las diez grandes crisis históricas (I): Los tulipanes

  1. Buenas tardes!!
    Muy interesante Javier. Un poco de historia económica nunca está demás. Un cordial saludo y Felices Fiestas.

  2. Los próximos tulipanes, los paneles fotovoltaicos de mejor rendimiento, cuando el recibo de la luz se ponga en 100e por chabolo y sino tiempo al tiempo. O eso o volvemos a las velas..

    1. Estoy fuera de casa disfrutando unos días en la Sierra de Madrid. Las consultas las dejo a la vuelta. Gracias y un saludo!

    1. Los gráficos del Dow de más de 100 años suelen ser promedios y aproximaciones, ya que hace tanto tiempo, el control y las normas financieras no tenían nada que ver con ahora… por no mencionar que la informática no existía.

      1. Mañana pondré el último análisis de consultas de lectores. Miraremos de momento SAP, Solaria, Zardoya y General Electric.

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