Lo peor que puede pasar a un inversor es que la moneda le reste valor mientras la bolsa de ese país cae. En el caso de Japón es diferente, ya que una subida del yen está salvando las inversiones en ese lejano país, aunque eso sí, el Nikkei está que no levanta cabeza y por ejemplo esta madrugada ha vuelto a caer cerca de un -0,70% mientras el resto de índices trata de recuperarse y ascienden. Algunos analistas afirman que la excesiva fortaleza de su moneda mina sus exportaciones y sus beneficios, pero yo supongo que esta situación sigue vigente por algo en concreto y que se nos escapa.
Una moneda excesivamente fuerte pone las cosas difíciles a la economía nacional limitando sus exportaciones, y además pone en dificultades a aquellos que se hayan financiado a través de yenes, ya que cada vez tienen que pagar más por las mensualidades en yenes, y si no preguntad a algún amigo de esos que paga en yenes a ver cómo le ha ido. Esto ocurre lo mismo con los préstamos para especular, el llamado carrytrade. Se piden préstamos en yenes por un bajo interés y se financia la compra de bonos americanos o alemanes. Pagamos un 0,5-1,0% y cobramos un cupón del 3-4%.
Esto que a simple vista es el negocio redondo deja de serlo desde el momento en el que o el tipo de interés sube en Japón (algo improbable), su moneda asciende rápidamente (lo que está ocurriendo) o los bonos dejan de ser tan rentables (igualmente está ocurriendo). Si el yen sigue ascendiendo pueden producirse venta de bonos por el apalancamiento y la rentabilidad decreciente. Si los bonos dejan de ser rentables, entonces sólo queda la bolsa, y es precisamente lo que está beneficiando a otras bolsas, la carencia de alternativas de inversión.
A finales de los 90 algunos fondos de riesgo quebraron precisamente por fallidas operaciones en carry trades, y se generó un mini crash en bolsa. ¿Puede esto volver a ocurrir? Es probable, máxime cuando prácticamente no hay nada rentable ni en renta fija ni en renta variable incluso ni en materia prima. En conclusión, es de esperar que el yen siga ascendiendo mientras la presión bajista cada vez será mayor en el Nikkei, la segunda economía mundial que no debemos pasar por alto.