Vía elPaís, estovadelentejas de Sebastián Puig, altamente interesante su serie de artículos de economía cuántica y que reproducimos los domingos en este blog: «Dejaré por un momento la economía cuántica de las últimas entradas para regresar al mundo de la física clásica, que también presenta numerosos paralelismos con la realidad político-económica actual. En una reciente conferencia, debatí con los asistentes sobre la enorme dificultad, rayana en la imposibilidad, que vamos a encontrar para salir de esta crisis sistémica utilizando los mecanismos del propio sistema. Recurrir a los mismos trucos de siempre, renombrándolos u ordenándolos en secuencias distintas, sólo conseguirá retrasar el crudo momento de la verdad.
En el ámbito público, tal afirmación resulta casi irrefutable. El monstruo burocrático español tiene trazas mastodónticas y resulta una oda al derroche y la ineficiencia. Vivimos en un sistema basado en la superposición de administraciones malgastadoras que solapan servicios públicos, subvenciones y otros inventos, justificando su existencia en la legitimidad de un modelo de Estado que no fue pensado para tamaño dispendio. Asistimos ahora a la demolición de bienestares que dábamos por hechos y somos testigos del cruce de reproches entre políticos de uno y otro signo, sin que ninguno de ellos (salvo honrosas excepciones) cuestionen la validez y sostenibilidad del propio modelo en sí.
Podemos asemejar nuestra Administración a un gigantesco objeto que gira sobre sí mismo, dando vueltas y más vueltas alrededor de paradigmas que deberían estar superados. En este punto surge el concepto físico de momento de inercia. El momento de inercia es similar a la inercia, excepto en que se aplica a la rotación en vez de al movimiento lineal, y además depende de la distribución de la masa en el objeto. Cuanto más lejos está la masa del centro de rotación, mayor es el momento de inercia.
Matemáticamente se expresa como:
Imaginen una mole siempre creciente (la Administración) desarrollando su perpetuo movimiento circular burocrático alrededor de un eje ciudadano cada vez más alejado de ella. La resistencia que presenta dicha mole a ser desacelerada o detenida en rotación resulta inconmensurable, debido a su momento de inercia. A ella se incorporan generaciones sucesivas de políticos y burócratas sin afectar apenas su movimiento. Y así transcurren las décadas.
La única forma de reducir ese Momento de Inercia Burocrático es mediante la reducción drástica de la masa administrativa y su acercamiento decidido al ciudadano. Iniciativas ambas sobre las que guardo un pertinaz escepticismo».
Me ha encantado este artículo.
Un saludo.
Está fenomenal. Me alegro que te gustara.
Saludos!
17 Comunidades Autonómicas + 2 Ciudades autónomas (Melilla, mi patria chica, y Ceuta)+ 1 gobierno Central ya suman 20 gobiernos tirando cada uno para lo suyo.Si le añadimos las Diputaciones provinciales, que solamente son 37, ya superamos con creces a las 39 Taifas que hubo en Hispania allá por el siglo XII.
Ya no quiero contar con las corporaciones locales (Ayuntamientos) que son más de 8.000.
9M de pensionistas, + 5M de parados y subiendo, +3M de funcionarios + otro milloncete de ¿trabajadores? en empresas públicas…
¿me explica álguien quien aguanta esto?
Ahhh…claro, algunos llaman a esto «Estado del Bienestar».
Es curioso que el diario El País cuestione ahora el tamaño del Estado.
¿Se habrán dado cuenta de que es preferible un Estado pequeño pero potente a un Estado mastodóntico, ineficaz y disperso?