Hoy me ha llamado la atención de este interesante mensaje en uno de los blogs de elMundo.es. Se trata de la evolución de una moneda de esas de mentira basada en las matemáticas de la oferta, la demanda, la inflación y la deflación: «Observe este ‘chart’. En apenas un año, esta divisa ha subido un 29.800%. Empezó a un centavo de dólar y ayer estaba a 2,99 dólar (o 2,22 euros). No es menos cierto, sin embargo, que acumula un descenso del 90% desde junio, cuando llegó a valer 30 dólares. En euros, su desplome es gigante: del 96,4%. Pero, dado que el 95% de las compras de esa divisa son en dólares, eso es lo que cuenta.
El único pequeño problema es que esta moneda no existe. Bueno, sí existe, pero no físicamente: sólo como medio de transacciones electrónicas. Tampoco la emite ningún banco central, ni privado, ni nada: sólo un ordenador. Finalmente, no se sabe quién la ha concebido. El nombre de su presunto creador, Satoshi Nakamoto, es ficticio. Aparentemente, sin embargo, es fruto del trabajo de uno o varios programadores y expertos en encriptación informática del Reino Unido y/o Irlanda. Vamos, que es el Tlön, Uqbar, Orbis Tertius del sistema monetario mundial. Se llama bitcoin. Ésta es su web. Y éste es el ritmo de creación de unidades de bitcoins, según Nakamoto.
Puede sonar a chiste. Y en cierto sentido lo es. En otro, como ya digo, es una muestra de que la realidad supera al arte (o iguala al de Borges). Pero lo cierto es que ya sirve para pagar en algunos sitios. Por ejemplo, en WikiLeaks. En al menos un hotel de California, y en un par de librerías online. Pero, en general, no sirve para adquirir otras cosas que no sean productos informáticos. Aquí hay una lista aproximada de sitios en los que se acepta el bitcoin. También se puede utilizar en sitios web en los que se realizan transacciones anónimas, con lo que no es sorprendente que éstas incluyan, según el Senado de EEUU, entre otras cosas, heroína, coca y LSD (no voy a dar los nombres de esos sitios).
El bitcoin se genera automáticamente, no como el dinero que produce un banco central. Así que, en esta expansión monetaria en la que vivimos, inevitable para evitar una Gran Depresión, su valor debe subir imparablemente. El problema es que esta moneda online presenta varias deficiencias:
1) Precisamente, como hay pocas, su cotización varía salvajemente si hay órdenes de compra grandes;
2) Hace falta descargarse software para comprarla o intercambiarla, y cada día que pasa es más difícil hacerse con emisiones de bitcoin;
3) No es realmente una moneda, porque no sirve para comprar casi nada, sino sólo un activo. Y eso queda dinamitado por el punto 1 (es decir, la escasa liquidez de su mercado; es como tener acciones de Facebook: como esa empresa sólo cotiza en mercados de renta variable privados, uno se puede encontrar con dificultades para vender sus títulos, o si alguien con muchas acciones las decide vender de golpe, puede hundir el valor);
4) Lo más grave: el bitcoin, aunque a decir de los expertos es una obra de arte tecnológica, es susceptible de ser ‘hackeada’. Este año, Mt Gox, el mercado que concentra el 80% de las conversiones de divisas reales en bitcoin y viceversa, fue atacado por piratas informáticos, que lo tumbaron y, encima, divulgaron los correos electrónicos de algunos de los principales operadores.
Lo más curioso, sin embargo, es que esa operación puso de manifiesto que entre los especuladores en bitcoin había hedge funds. Solo el futuro dirá qué pasa con esta, literalmente, e-divisa. El que quiera, que trate de cambiar sus euros (o sus dólares) por bitcoin.
Estoy flipando!
ya te digo, increible, velo pa creelo!
Aunque cueste de creerlo por los tiempos que corren, aún me fio más del EURO jejejeje 😉
Si lo explico no me creen…..
tambien puedes comprar comida para perros. Drpet.es