El Índice Báltico Seco, que mide el comercio marítimo y se utiliza como un indicador de la economía global, escaló casi un 30% entre agosto y octubre. Mientras, los centros de análisis hablan de una ralentización mundial. ¿Es fiable?
En concreto, este indicador ha pasado de los 1.566 puntos que marcó principios de agosto a superar los 2.000 puntos esta semana. El Índice Báltico Seco (BDI son sus siglas inglés) representa la evolución del precio del transporte por mar de las materias primas más importantes (mineral de hierro, trigo, algodón…). Por ello, se considera uno de los mejores termómetros económicos adelantados: su oscilación varía con la actividad global (depende del crédito, de la demanda de materias primas y de la preparación de la producción) y no tiene carácter especulativo.
De hecho, anticipó la crisis en 2008 (en el segundo semestre de 2008 pasó de marcar los 11.000 puntos a situarse por debajo de los 700) y también la recuperación. Por eso ahora (cuando los centros de análisis se debaten entre si las mayores economías del mundo sólo han frenado su marcha o están entrando en una nueva recesión) sorprende este estirón.
La demanda de China
A primera vista, podría parecer que el comercio sigue creciendo y la demanda de productos, también. Según asegura José Luis Martínez, analista de Citi, la subida del índice desde mediados de agosto responde al aumento de los transportes de hierro y carbón desde países exportadores como Australia y Brasil hacia China, en menor medida también hacia Japón. Lo que alejaría los fantasmas de un aterrizaje brusco.
“Pero el comercio mundial no ha remontado, es muy procíclico, y se prevé cierto parón económico”, explica Federico Steinberg, estratega del Real Instituto Elcano.
Distorsiones
Así que parece en el comercio marítimo 1 más 1 no suman siempre 2. Aunque en otras ocasiones el índice báltico ha resultado un barómetro acertado, últimamente sufre algunas distorsiones. Ya el año pasado marcó caídas del 20% cuando el mercado se recuperaba por el aumento de la flota de barcos. Así lo señala Juan Ignacio Crespo, analista financiero, que apunta a un exceso de capacidad de los barcos para explicar este sesgo. Además, señala que habría que esperar más tiempo para poder establecer cierta relación entre el índice y la presunta mejoría económica.
El diario Financial Times también habla del uso de barcos más grandes, los Capesize, que son capaces de transportar hasta 175.000 toneladas.
Por otro lado, Martínez destaca que, pese al estirón, el índice está todavía un 50% por debajo de los máximos que vimos en el primer trimestre de 2010 y un 90% desde los de 2008. Además, se encuentra lejos de la línea de los 3.000 puntos que algunos establecen como el umbral de la tranquilidad. “Hay que observar también la volatilidad mostrada por este indicador en el pasado reciente, donde un rango de 1.000 hasta 4.000 no parece descabellado”, añade Martínez. Por tanto, no habría que buscar mucha trascendencia a estos cambios bruscos.
Para gustos, indicadores
A pesar de las objeciones y matices, para el analista de Citi es un buen indicador. “Y dado el pesimismo existente, excesivo en mi opinión, sobre China y el resto de las economías asiáticas, nos servirá en el futuro para clarificar más el escenario”, añade.
Otros analistas, con las tensiones existentes sobre el euro, los bancos y la economía global, que el índice báltico suba simplemente supone una preocupación menos.