Paul Krugman y cómo enfrentarse a los malhechores

Fuente: elPais.com

Ahora que el día toca a su fin, me gustaría compartir la opinión contigo de otro de mis economistas favoritos: Paul Krugman. Krugman es profesor de economía en Princeton y premio Nobel de 2008. Espero que te guste, habla sobre el movimiento de «Occupy Wall Street«: «Aquí está pasando algo. No está claro exactamente lo que es, pero puede que por fin estemos asistiendo a la aparición de un movimiento popular que, a diferencia del Tea Party, está enfadado con la gente con la que hay que estar enfadado.

    Cuando empezaron las manifestaciones de Ocupa Wall Street, hace tres semanas, la mayoría de los medios informativos desdeñaban los incidentes, si es que se dignaban a mencionarlos. Por ejemplo, después de nueve días de manifestaciones, la Radio Pública Nacional no había dado la más mínima información sobre ellos.

    Por tanto, el hecho de que las manifestaciones no solo hayan continuado, sino que además hayan crecido y acabaran volviéndose demasiado importantes para ignorarlas, es una prueba de la pasión de los que participan en ellas. Ahora que los sindicatos y un número cada vez mayor de demócratas expresan al menos un apoyo matizado a los manifestantes, Ocupa Wall Street empieza a parecerse a un acontecimiento importante que, con el tiempo, incluso podría llegar a considerarse un punto de inflexión.

    ¿Qué podemos decir de las manifestaciones? Lo primero es lo primero: la acusación de los manifestantes de que Wall Street es una fuerza destructiva, económica y políticamente es totalmente acertada. Un cinismo agotador y la certeza de que nunca se hará justicia se han apoderado de una gran parte de nuestro debate político y, sí, yo mismo he sucumbido a veces. Mientras tanto, ha resultado fácil olvidar lo escandalosa que es realmente la historia de nuestras desgracias económicas. Por eso, en caso de que lo hayan olvidado, ha sido una obra en tres actos.

    En el primer acto, los banqueros se aprovecharon de la liberalización para desmandarse (y pagarse unas espléndidas sumas), inflando unas enormes burbujas mediante unos préstamos temerarios. En el segundo acto, las burbujas se pincharon, pero los contribuyentes rescataron a los banqueros, con muy pocos compromisos a cambio, aunque los trabajadores normales y corrientes seguían sufriendo las consecuencias de los pecados de los banqueros. Y en el tercer acto, los banqueros mostraron su agradecimiento volviéndose contra la gente que les había salvado y proporcionando su apoyo -y la riqueza que seguían poseyendo gracias a los rescates- a los políticos que prometieron mantener sus impuestos bajos y eliminar la moderada normativa que se estableció a raíz de la crisis.

    Teniendo en cuenta esta historia, ¿cómo es posible no aplaudir a los manifestantes por tomar finalmente partido? Es verdad que algunos de los manifestantes van vestidos de forma extraña o tienen lemas que parecen absurdos, lo que es inevitable dado el carácter abierto de los acontecimientos. Pero ¿y qué? A mí, al menos, me ofende mucho más ver a unos plutócratas con trajes de corte exquisito, que deben su permanente riqueza a las garantías del Gobierno y se quejan de que el presidente Obama ha dicho cosas malas sobre ellos, que ver a unos jóvenes desharrapados denunciando el consumismo.

    Tengan en cuenta también que la experiencia ha dejado penosamente claro que los hombres trajeados no solo no tienen ningún monopolio sobre la sabiduría, sino que además tienen muy poca sabiduría que ofrecer. Cuando los bustos parlantes de, pongamos por caso, la CNBC se mofan de los manifestantes por su falta de seriedad, recuerden cuántas personas serias nos aseguraron que no había una burbuja de la vivienda, que Alan Greenspan era un oráculo y que los déficits presupuestarios harían que se dispararan los tipos de interés. Una crítica mejor a los manifestantes es su falta de reivindicaciones políticas concretas. Seguramente resultaría útil que los manifestantes se pudieran poner de acuerdo sobre al menos algunos cambios políticos que les gustaría ver promulgados. Pero no deberíamos conceder demasiada importancia a la falta de concreción. Está claro qué clase de cosas quieren los manifestantes de Ocupa Wall Street, y en realidad es a los intelectuales políticos y a los políticos a quienes les corresponde la labor de completar los detalles.

    Rich Yeselson, un experto organizador e historiador de movimientos sociales, ha sugerido que la ayuda para las deudas de los estadounidenses que trabajan sea uno de los temas centrales de las manifestaciones. Yo lo secundo, porque dicha ayuda, además de hacer justicia económica, podría contribuir en gran medida a la recuperación de la economía. Y sugeriría que los manifestantes también exijan inversiones en infraestructuras -no más recortes de impuestos- para ayudar a crear puestos de trabajo. Ninguna propuesta va a convertirse en ley en el actual clima político, pero la razón principal de las protestas es cambiar ese clima político.

    Y ello abre verdaderas oportunidades políticas. No, por supuesto, para los republicanos de hoy día, que instintivamente se ponen de parte de los que Theodore Roosevelt apodaba los malhechores de gran riqueza. Mitt Romney, por ejemplo, quien, dicho sea de paso, probablemente pague menos impuestos con respecto a sus ingresos que muchos estadounidenses de clase media, condenó rápidamente las manifestaciones llamándolas «guerra de clases».

    Pero a los demócratas se les está brindando lo que equivale a una segunda oportunidad. El Gobierno de Obama ya desperdició antes una gran cantidad de posible buena voluntad al adoptar unas medidas benignas con los banqueros que no consiguieron poner en marcha una recuperación económica, y eso que los banqueros devolvieron el favor volviéndose en contra del presidente. Ahora, sin embargo, el partido de Obama tiene la oportunidad de empezar de cero. Lo único que tiene que hacer es tomarse esas manifestaciones tan en serio como merecen tomarse.

    Y si las manifestaciones incitan a algunos políticos a hacer lo que deberían haber estado haciendo desde el principio, Ocupa Wall Street habrá sido un éxito clamoroso.»

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8 responses to “Paul Krugman y cómo enfrentarse a los malhechores

  1. No entiendo como Krugman entra en algo así. Una cosa es que la indignación sea comprensible y justificable, e incluso que uno lo asuma como sentimiento propio, y otra que se jalee y se ensalce como solución un movimiento que carece de dirección alguna. ¿Volvemos a Bakunin? ¿Esto es lo que propone Krugman? La crítica de lo que funciona mal siempres es justa, precisamente porque funciona mal, pero no sirve para que funcione bien. Uno espera algo más de un premio Nobel, por ejemplo un análisis serio y riguroso de por qué estalló la burbuja en vez de sobrevolar una cuestión tan fundamental en el deterioro y contracción del crédito. Si estos son los «gurús» lo tenemos jodido

    1. Me parece una opinión, la de Krugman, respetable y criticable como no.

      Creo que los méritos son más que justificables y cuestionarlos por su vana explicación de la crisis quizás sea pasar por alto muchos otros artículos que escribiera con anterioridad. Pienso que hace una reflexión de pocos párrafos y por tanto bastante concreta sobre la indignación de personas anónimas que aunque, como reconoce el propio Krugman, no se pongan de acuerdo en muchos términos, en lo esencial sí: el creciente malestar contra una clase de personas y grupos de poder que pese a todo, siguen en sus puestos.

      Yo no soy de esa clase de personas que se le encasillen en una zona política determinada, y dios (si es que existe) me salve de calificarme de izquierdas, derechas y centros, pero creo que hay que ser capaces de juzgar cuándo algo está bien y no está bien y sin duda que todo el embrollo bancario da la sensación de que no ha rodado ni una cabeza… es más, los de más arriba salen por la puerta de atrás con millonarias compensaciones. Creo que eso es lo que clama al cielo y sube el nivel de indignación de todos, no sólo de los que ya están «indignados».

  2. Este capitalismo depredador, que nos tiene a todos contra las cuerdas, entre la neurosis y la locura. Espero que muchos mas se manifiesten y que esto genere un cambio en la conduccion politica y que pague la fiesta quien tenga que pagarla y no la gente como ha sido siempre.

    Ojala que la informacion reinante, elimine en algun punto la burocracia y la aristocracia, no para que reine la anarquia, sino para que se viva en un estado de «paz social e igualdad de oportunidades» donde todos podamos sumar esfuerzos y trabajar para mejorar la forma en que vivimos.

    «Creo que el gran defecto que posee la gente creativa es la dificultad que tiene para organizarse, de ahi que son unos pocos los que se han dado cuenta y luchan contra muchos bien organizados.»

    Apoyo la manifestacion y no dudo que si esta crece, se infiltren algunos «desconocidos» para generar violencia y facilitar la represion de la cual seguro ya esta pensada y lista para ponerse en marcha.

  3. Buenos días
    Pues parece que Deferrer el Contrarian tenia razon cuando hace unas semanas decia que habia que ser superalcista y que veriamos nuevos maximos en breve.
    Javier, ¿a partir de que nivel del SP crees que podriamos dar por terminada la correccion y subirnos al tren de los alcistas otra vez?
    Gracias

    1. Para Esteban:

      Ni el lunes pasado se acababa el mundo ni ahora creo que esto sea un nuevo mercado alcista como comenta Hugo. De todos modos aquí respetamos su opinión y le deseamos mucha suerte en su lucha contra los trolls (tuvo que abandonar su blog por la presión de estas personas).
      Yo no sería super alcista, es más, creo que al rebote no le queda demasiado, pero como dije, cada cual que tome sus decisiones. A partir de 8800 hay que aprovechar para liquidar posiciones y meter algún corto.

      Yo hasta que no vea al SP500 por encima de 1250-1260 no me replantearé la situación.

  4. Los indignados de Nueva York son los mismos que los indignados del 15M. Se ve como acabaron estos ultimos, diluidos, como azucar en el cafe. Para aquellos el fin es el mismo.

    Las revoluciones y los cambios solo se suceden derramando sangre. Asi ha sido la historia casi siempre.

    Ultimamente, por ejemplo,los musulmanes que se han revelado contra sus poderes tienen una mentalidad muy distinta que la nuestra para resolver los conflictos, participan en manifestaciones donde la policia se aplica disparando contra la multitud y ello no les importa, al día siguiente participa mas gente.

    Un saludo cordial

  5. A ver… ¿cómo no va a haber participación en un movimiento cuya base es la indignación? El movimiento 15-M o el OWS aceptan a cualquier persona que tenga algo de lo que quejarse. Y toooodos tenemos algo de lo que quejarnos, algo que no nos gusta del sistema. Pero no nos engañemos; tenemos cosas de las que quejarnos simplemente porque no nos benefician, no porque sean injustas. Y si yo me quejo de algo que no me beneficia estoy siendo igual que quien quiere mantener su supremacía porque le beneficia. Que alguien me diga por qué no sale la gente a la calle a mostrar su indignación con este fervor porque mueran miles de personas por falta de alimentos cada día, o porque en algunos países se contaminen ríos y ninguna autoridad haga nada… Pues porque no les afecta directamente y ya esta…Si fuera por justicia, esto es más injusto que que cuatro idiotas se crean los reyes del mambo por robar unos millones e hinchar burbujas. Estos movimientos posiblemente cambien algo, pero están condenados a convertirse en espuma, donde hubo mucho oleaje pero sin ninguna dirección.
    Por cierto, a mí Krugman me encanta. Me parece increíble.

  6. En primer lugar quiero aclarar que mi comentario, que aparece primero en la lista, no es una crítica a la calidad de Krugman como economista… ¡estaría bueno! si no en concreto a su artículo. Quizá tenía prisa o haya otra causa, pero me parece paupérrimo en cuanto al análisis que hace del movimiento y sus consecuencias. Eso se llama demagogia en mi pueblo, si bien estoy de acuerdo en que un leve borrón no puede eclipsar una trayectoria tan brillante.
    En todo caso suscribo totalmente lo expuesto por Dani; la queja es fácil y puede ser justa y además oportuna, pero de ahí a encontrar una posible vía de salida de la crisis en estos movimientos oportunistas va un abismo. Por cierto, que una vez más llama la atención el escenario elegido por los «jóvenes desharrapados» cuyo márketing es rebelador se una sub-organización muy cuidada en contra de la imagen que quieren ofrecer de expontaneidad. ¿Por qué no se manifiestan frente al Congreso o la Casa Blanca que es quien tiene que promover y adoptar las medidas? Probablemente perjudicarían los intereses del «sub-organizador», mientras que en Wall Street todo permanece en esa nube oscura e impersonal que son «los capitalistas», es decir usted y yo (y Krugman).

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