Aunque no sea la regla de oro ni una relación que se pueda decir histórica, el dólar lleva una temporada que se comporta a la inversa que la bolsa (S&P500). Es decir, que tiene una correlación negativa extrema cercana a -1,00. Esto nos beneficia en cuanto a la estabilidad de la curva de beneficios de nuestra cartera en acciones USA, aunque no a la larga. Si justamente cuando el mercado se mete en problemas el dólar nos hace ganar dinero en euros, tendremos que ganaremos un poco menos cuando sube la bolsa y también nuestras acciones, y perderemos menos cuando la bolsa caiga y nuestras acciones USA también lo hagan, como lo que hemos visto en estas semanas.
Aunque es una forma poco ortodoxa de calcular una curva de beneficio, verás cómo no tiene nada que ver cuando se tiene en cuenta el efecto divisa.
En el gráfico de la izquierda se ve que la relación dólar-bolsa puede cambiar. Esto puede ser motivo suficiente para escoger inversiones directas en dólares o en euros por ejemplo. ¿Qué es lo que nos interesa más? De momento una relación inversa nos está ahorrando sustos en las caídas de corto plazo, pero una relación directa entre dólar y bolsa puede generar una rentabilidad extra con el tiempo considerable, a cambio: algunos recortes que pueden hacer algo más de daño.